Curiosos casos de extensión de marca

Muchas son las marcas que han intentado innovar y sacar al mercado un nuevo producto nada relacionado con su línea habitual, lo que se conoce como extensión de marca.

Las marcas lo que buscan con esto es abrirse a nuevos mercados aprovechando el tirón de ser una empresa reconocida y haber logrado un buen posicionamiento.

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A continuación veremos algunos ejemplos. Varios probablemente los conozcáis pero otros seguro que os dejan con la boca abierta… Y entenderéis por qué algunos no triunfaron.

Uno de los casos más conocidos es el de BiC. Quizás nunca os habíais parado a pensarlo, pero lo que en un principio comenzó como una empresa especializada en bolígrafos, unos años después decidió abrirse a dos mercados nuevos, muy diferentes a su línea habitual y entre sí. Nada más y nada menos que mecheros y cuchillas de afeitar, ¿a que ahora sí que os suena?

En este caso podemos decir que han tenido éxito, pero no todos los casos han logrado triunfar. Os pongo a continuación un par de ejemplos de intentos fallidos que seguro que os sorprenden.

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Hace ya mucho de esto, pero en 1982 Colgate intentó comercializar una línea de comida precocinada. El hecho de que la misma marca que vendía dentífricos ofreciera también alimentos debió de resultar un poco raro al consumidor, lo que confirmó un fracaso anunciado.

Otro caso sorprendente es el del bálsamo labial de Cheetos. Vale que los snacks están muy buenos, pero de ahí a crear una barra de labios resulta cuanto menos raro.

Para terminar, dos casos muy conocidos y que en ambos casos han tenido un gran éxito. Por un lado la Guía Michelin, que en un principio comenzó como un simple folleto publicitario que se regalaba con los neumáticos, finalmente ha pasado a convertirse en una de las guías más importantes y de referencia sobre hoteles y restaurantes.

Guía Michellin

El más curioso, que probablemente todos conoceréis pero muchos no lo habréis relacionado, es el del Libro Guinness de los Récords. ¡Sorpresa, sorpresa!, sí, tiene mucho que ver con la cerveza Guinness. Fue el director de la fábrica, allá por 1955 quien en una discusión con sus amigos por ver qué ave era más veloz, decidió crear un libro donde recopilar este tipo de curiosidades. Poco a poco fue evolucionando al famoso Libro de los Récords.

Guinness